En países utópicamente democráticos como el nuestro, la prensa debería ejercer un control sobre el poder en el que se escuche “la voz, de aquel que no tiene voz”; no porque carezca de limitaciones en el habla sino porque simplemente son muchos los medios que no brindan espacios de participación a la ciudadanía.
Por citar a Thomas Carlyle ¿acaso un periodista no es un gobernador del mundo, si lo acierta mover? Asimismo actualmente se habla del NOMIC, (el Nuevo Orden Mundial de la Información y las Comunicaciones), que busca aplacar los sistemas de censura, que se imparten por el miedo (poderes del Estado, fuerzas militares y hasta sectas religiosas); el interés económico de los dueños del “espectro” y por último la ignorancia que se convierte en una daga que literalmente termina acabando con la vida de los periodistas.
Por otro lado la ética no debe ser tomada tan a la ligera; pues no se trata de un servicio que se vende a cambio de unas monedas, está en juego el desprestigio, la capacidad crítica y valorativa que como profesional debemos tener y mucho más que eso, debemos respetar nuestra consigna de ser transparentes en lo que informamos pues en nuestras manos esta dotar al ser humano de libertad de expresión y a mantenerse informado.
Por ello el periodista debe alejarse de su “ego” y transmitir la información en función del contexto. El cual es otro aspecto importante en la investigación; como nos dice María Teresa Ronderos, no solo es cuestión de búsqueda, recepción y transmisión de información. Sino que debe estar sometida a un estricto control de verificación (diversificación de opiniones) que conllevan a la formación de la opinión pública. en tanto el trabajo del periodista debe enfocarse en la investigación y verificación de la información que valla a transmitir.
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